16 de jul. 2014

Animaladas -I- :"ME ACEPTO", "TE ACEPTO", "LO ACEPTO"


 Personalmente tengo tendencia a no dejar hueco en mi cabeza entre pensamientos. Este "no parar" mental es un “mal” típicamente humano. Son esos pensamientos, que junto con la emoción, hacen que seamos seres "sentimentales". En términos muy básicos, podemos hablar de:

 emoción + pensamiento = sentimiento

Pero a veces los pensamientos pueden jugarnos una mala pasada cuando se convierten en un ovillo de frases enredadas con emociones, montando un baile en espiral que nos hunde cada vez más en el torbellino que han creado..¡Qué dura que se hace la vida a veces con nuestras complejidades a cuestas!, complejidades que al tiempo pueden resultar tan enriquecedoras... ¡Por algo somos humanos!!...

Ayer, en un momento de espera, me encontraba leyendo un artículo que me llamó la atención. Siempre me ha atraído la etología, y Enrique de Mora, biólogo y experto en gestión empresarial, alude a ella en su libro “Animaladas” para atraer la mirada al mundo animal, como ejemplo aplicable a áreas del comportamiento humano en el mundo de la empresa.
Podríamos aprender de la simplicidad animal en muchos casos. ¡Seguro que ellos no están dándole a la cabeza a cada segundo!.
Una solución es aplicarnos (me incluyo) el Mindfulness que tanto preconizo, pero de ello hablaremos en otro momento.


Un año entero para aprender a fondo los principios de C.R.Rogers (Congruencia, Aceptación y Empatia), me ayudó a reforzar mi tendencia a ellos, tendencia de la que no me apropio ya que creo que todo ser humano la tiene en su fondo por condición. A raíz de “Animaladas”, me puse a pensar en las especies animales que tienen incorporados estos principios en sus comportamientos. Voy a “darle vueltas” aquí, a la primera de esas premisas "rogerianas":  la aceptación:

C.R.Rogers dice que un terapeuta y cualquier ser humano, para alcanzar una relación sana y productiva con el otro, debe aceptarlo incondicionalmente (al cliente, en el caso del terapeuta).
De la mano de Enrique de Mora, me desvío aquí del término aceptación incondicional hacia el prójimo, para situarme en la aceptación de uno mismo y de sus circunstancias, ya que como “no conocedora de la etología”, no me atrevo a afirmar sobre la aceptación incondicional entre animales, porque está llena de excepciones (como en todo..). Así pues, aquí me refiero a:

La "auto-aceptación".

Un cerdo sabe que es un cerdo, acepta que es un cerdo, y no pretende ser un koala ni actuar como tal...(E.de Mora pone el ejemplo de un koala y un canguro, pero la foto de los cerditos me encanta...)
Cuantas veces las personas no sabemos quienes somos, nos comparamos con el de al lado, nos esforzamos en ser diferentes, envidiamos al prójimo o nos esforzamos para ser más “xx” de lo que somos, para poder obtener..”yy”, según “dice” “zz”.. ¿Donde queda aquí lo que soy, lo que quiero y lo que me digo yo?.

Cuantas veces veo a una madre, desde que lo es, no saber como ser madre, rechazar su condición de madre imperfecta y pretender hacer lo que pone el “manual” de su mesita de noche, sin preguntarse a ella misma ¿Como quiero “hacerlo” yo?.. Es más, veo a las madres no aceptar “incondicionalmente” a sus bebés y sus circunstancias imperfectas al juicio de ella. Por suerte pocos son los casos en que una madre no acepta a su hijo como ser, pero, en mayor o menor medida, podemos hablar de la "NO aceptación de las circunstancias": 
"El mío es más llorón que el tuyo"...  "no para de demandar leche a cada momento"... "lo dejo en la cama y quiere estar en brazos"..... 

Claro está que aquí no solo deberíamos hablar de la no aceptación de la madre de lo que pasa, sino también de los sentimientos de inseguridad, culpa, defensa, falta de conexión, pérdida de control... etc... por ello es tan compleja la especie "madre humana".

En cuanto a la aceptación de las circunstancias...
¿Cuantos casos de cebras conocemos hastiadas de su eterna condición de ser perseguidas por las leonas, y que entre persecución y persecución se abstraigan derrotadas bajo un árbol a lamentarse de sus circunstancias?.
"Que asco de vida.. siempre huyendo del maldito depredador...Ya quisiera yo tener su melena... pero no... soy un maldito bicho que ni siquiera se si soy potencialmente blanco.. o negro..."
En estas..es muy probable que una leona que no estuviera malgastando su tiempo en “rumiar” pensamientos, aprovecharía la ocasión para centrarse en su objetivo... (que no es la de fastidiar a la cebra, sino sencillamente, comer).

Alguien a quien quiero, me irrita cuando, ante un lamento mío, utiliza la típica frase: ”¡Es lo que hay!”...
Pero en el fondo le agradezco que me lo recuerde, porque sin aceptar “lo que hay”, no podemos avanzar.
La aceptación no es resignación, es tomar consciencia de lo que somos y donde estamos, para poder superarnos y superar.

Recordemos la frase:
Nunca puedes llegar a ninguna parte si no sabes de donde vienes.

Tomemos consciencia de lo que somos, de cómo somos y de nuestra realidad. Tengamos esperanza en el género humano y sus complejidades, en uno mismo, porque son éstas complejidades las que hacen posible crear frases como la anterior (aunque quizá.. y solo quizá....estén inspiradas en el reino animal...).


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